Desde la antigüedad, se han utilizado las picaduras de abejas para controlar artritis y artrosis, hoy día mediante trampas de apitoxina que proporcionan impulsos eléctricos de baja intensidad, con esto las abejas descargan su veneno sobre un vidrio, después de secarse se llevan los vidrios al laboratorio se hace un raspado que arrastra el veneno y luego se incorpora a un gel, una pomada o una inyección, para hacer los tratamientos correspondientes.  Hay trabajos sumamente interesantes de la Universidad Autónoma de México, varias universidades cubanas y de los EE.UU que destacan la importancia de la Apitoxina como control de enfermedades como el VIH SIDA.